¿Es fácil reunir multitudes? ¿No es la historia
moderna la historia de las grandes masas movilizadas? Estamos tentados a
responder: absolutamente sí. Pero ahí comienzan los problemas. El
concepto de multitud comenzó a gozar de gran prestigio, al punto de
reemplazar el concepto de pueblo, cuando la alta teoría política
entendió que la multitud era un evento volátil proveniente de la
disolución de las clases trabajadoras organizadas, de las lógicas
comunicacionales de contenido pulsional subterráneo que consumen signos
consumibles y siguen a los grandes poderes mediáticos, pero también
pueden desbordarlos.
No es fácil decir si este giro que hace unas décadas tomó el
concepto de multitud –luego de significar para el análisis positivista
una expresión rebajada de la opinión ilustrada– puede contribuir a
entender el modo en que hoy se manifiesta una parte considerable de la
población argentina.CONTINÚA: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-218355-2013-04-19.html
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