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domingo, 20 de mayo de 2012

Sigan participando. Por Eduardo Aliverti

Como la Presidenta ocupa casi todo el centro de la escena, tiene su lógica que las críticas también se centren casi exclusivamente en su figura y en el andar del oficialismo. El punto, entonces, consiste en si la cantidad y calidad de esos cuestionamientos son razonables o, más bien, el producto de que la prensa vive de las malas noticias. Si son reales, mejor. Y si deben inventarse, qué se le va a hacer.
Entre lo más destacado, se anotó la reprimenda de Cristina a algunos gremios por sus exigencias salariales. Gremios presentados periodísticamente como si fueran el sindicalismo entero. En rigor, suena contradictorio escuchar a la jefa de Estado, quien no pierde oportunidad para recordarles a los grandes empresarios que están levantándola en pala, meterse con los reclamos surgidos en las paritarias. No hay, ni en la actividad ni en las pretensiones gremiales, intento alguno de incendiarle el modelo. Nadie tiene esa capacidad, además. Aunque entendible políticamente, fue injusto, y más al haberles dado a sus palabras sentido de factura histórica, meter a todos los dirigentes sindicales en la misma bolsa. Se cuela en el tema la interna de la CGT. Pero eso no justifica argumentos –sobre la apropiación de la renta, al cabo– que fueron y serán usados contra las necesidades de los trabajadores. Así procedió el tratamiento de los medios opositores. Y en relación inversamente proporcional, la Cristina de que se sirvieron para obturar los reclamos salariales fue ignorada, virtualmente, en su referencia directa a Macri como la Gata Flora. Siempre acerca de la calesita interminable del alcalde porteño por la administración de los subtes, la estocada presidencial lo dejó sin respuesta.
CONTINÚA: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-193981-2012-05-14.html

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