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martes, 18 de octubre de 2011

La ley de tierras y los invisibles de la historia. Por Ricardo Forster

Cada época define, lo sepa o no, lo explicite o no, aquello que adquiere el estatus de la visibilidad y aquello otro que irá a parar a la región del olvido o de la exclusión. La historia de nuestro país es, también, la larga saga de lo negado y de lo que, bastando su sola mención, podía acarrear el desprecio o, mucho peor, la violencia y la condena de los poderes hegemónicos. Por eso el relato dominante de la historia logró, durante gran parte de nuestra travesía como nación, obturar cualquier referencia a la cuestión agraria que, como todos saben, es, quizás, el centro neurálgico de nuestra inicial, y también posterior, existencia política y económica. Pocos temas de nuestra existencia nacional han sido tan sistemáticamente negados como el de la concentración de la tierra. Los relatos que se ofrecieron como “fundacionales” de la Argentina pasaron por alto la política de despojos y la estrategia de acaparamiento que un pequeño grupo llevó adelante desde la segunda mitad del siglo XIX y que profundizó la Generación del 80. Ni los radicales, cuando todavía eran un partido de origen y raigambre popular bajo la égida de Yrigoyen, ni tampoco el propio peronismo pusieron realmente en discusión la propiedad concentrada de la mayor parte de las tierras. Algunas pocas políticas de colonización permitieron que en ciertas zonas se desarrollaran las pequeñas y medianas propiedades agrícolas, pero lo que dominó la estrategia de la clase terrateniente desde los albores de nuestra nacionalidad fue, en definitiva, la apropiación en pocas manos de la tierra. Allí está el “grito de Alcorta” para recordarnos la lucha de esos pequeños arrendatarios contra el abuso de los grandes propietarios. En la actualidad, otras formas más sofisticadas del capital-liberalismo vienen a desplazar, en parte, las formas tradicionales de concentración y, bajo la estructura anónima de los pool de siembra y de las “inversiones” especulativas que se disparan desde cualquier parte del mundo financiero, le van dando nueva fisonomía a la expulsión de miles de campesinos y a la tendencia prácticamente imparable hacia los monocultivos.
CONTINÚA:  http://www.elargentino.com/nota-162192-La-ley-de-tierras-y-los-invisibles-de-la-historia.html

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